alzassimpAlgunas nociones sobre la psicología de la inversión, que después de muchos años de carrera, ha aprendido uno de los gestores de mercado que más importancia da a este hecho: Tren Griffin.

1. “El mejor ejemplo de miras estrechas que conozco es el uso de las ganancias proforma. En esencia lo que una empresa trata de decir es: hola, estoy mintiendo sobre los beneficios que he publicado pero que realmente no he hecho, pero les estaría muy agradecido con que todos fingieran que realmente sí los hice”, James Montier.

Nuestro cerebro no tiene excesiva capacidad cognitiva. Si nosotros estamos centrados en un partido de baloncesto, nos perderemos el gorila que sale en los videomarcadores. Cuando los inversores se centran en el Ebitda, a menudo pierden de vista los beneficios de la actividad principal o los flujos de caja, referencias mucho más importantes.

2. “La negación no es sólo un río de Egipto”, Mark Twain. Charlie Munger escribe “a veces la realidad es demasiado dolorosa para soportarla, así que la distorsionamos hasta que sea soportable”. El primer principio de cualquier persona, y por su puesto un inversión, es que nunca se debe engañar uno a sí mismo, y uno es la persona más fácil de engañar.

3. “Somos realmente malos adivinando el futuro”, Daniel Kahneman. Ninguna otra profesión excepto los economistas, se acerca a creer que explicar el pasado les permitirá pronosticar el futuro. Los economistas más seguros de sus predicciones son los más populares, pero no los más precisos.

De hecho, según varios análisis que se han realizado sobre este hecho, aquellos analistas más mediáticos, y que públicamente eran más reconocidos, tenían un historial de aciertos en sus predicciones, muy por debajo de la media. Los inversores quieren creer que algunas personas son capaces de adivinar el futuro, y eligen a aquellas que más seguras parecen de sus predicciones, independientemente de los argumentos, o de los fallos que hayan cometido en el pasado.

4. La gente odia vender en pérdidas, por eso las mantienen mucho tiempo. La falsa impresión que mientras no se vende una acción no existe una reducción del patrimonio, es lo que explica esta aversión de los inversores por deshacerse de las posiciones en pérdidas. El efecto de este sesgo inversor persiste ampliamente en el tiempo, y condiciona la actitud inversora para los siguientes años.

5. “Un hombre tiende a creer en lo que desea” afirma Demóstenes. Este es el sesgo inversor de la confirmación. Los inversores ven lo que quieren ver. Creen en aquellas opciones que les son favorables para sus posiciones. El ejercicio de objetividad es de los más difíciles en la profesión.

6. “Un cuidadoso estudio en Suecia demostró que el 90% de los conductores se cree por encima de la media”. Los inversores suelen tener la misma percepción que los conductores suecos. El sesgo de exceso de confianza de creer que uno será capaz de batir al mercado, y conseguir una rentabilidad anual por encima de los promedios, no se ajusta a la realidad.

7. “La mayoría de los inversores considera al mundo más benigno de lo que realmente es. Nuestros atributos más favorables de lo que realmente son, y los objetivos a alcanzar más asequibles de lo que probablemente sean”, Kaniel Kahnmean. El exceso de optimismo tanto en el escenario general, como en las cualidades propias, lleva al inversor a tomar decisiones de excesivo riesgo, a la espera de alcanzar objetivos de rentabilidad sobrevalorados.

8. “La gente piensa en rebaños. Se vuelven locos en manada. Mientras que recuperan el sentido lentamente y uno a uno”, Charles Mackay. Los pánicos vendedores o compradores son producto de este comportamiento irracional de la manada. El origen puede ser variado, y no siempre conocido, pero los efectos tienden a ser devastadores para el individuo. El despertar a la realidad individual suele ser lenta, y a menudo, dolorosa.

9. “En ausencia de información sólida, los precios del pasado son propensos a actuar como anclas para los precios de hoy”, James Montier. El anclaje es una tendencia de la gente a aferrarse a hechos pasados, simplemente porque están disponibles. Por ejemplo, los analistas no suelen revisar sus estimaciones, porque se sienten anclados a los números anteriores.

10. “Comamos y bebamos, que mañana moriremos”, Isaías del Antiguo Testamento. La gente prefiere la satisfacción presente a una promesa de satisfacción mayor en el futuro. Esto puede resultar muy perjudicial para vender una acción, cuando un análisis del coste de oportunidad nos señala que deberíamos deshacernos de ella.

11. “Nunca trate de enseñar un cerdo a cantar. Desperdiciará su tiempo, y molestará al cerdo”, Barry Ritholtz, uno de los analistas más heterodoxos del mercado. Carlos Montero –  Lacartadelabolsa