Hace unos días tuve una de esas conversaciones que te dejan con un montón de cosas dando vueltas por la cabeza. Cosas que dan lugar a otras cosas porque suponen cambios que a su vez son consecuencia de otras cosas.

La conversación fue con un médico, un traumatólogo de un gran hospital público español. De vez en cuando, cuando nos vemos, me pregunta por cómo va la economía, y yo le cuento. Obviamente me comentó sobre la situación de la sanidad pública, sobre los recortes en las remuneraciones del personal.

Sí, pero, le dije, no es lo único que está sucediendo: también se están produciendo no sustitución de profesionales cuando se jubilan. Y me lo confirmó con datos: ‘del Servicio de XXXX del Hospital AAAA, se han jubilado cuatro y no los han reemplazado; del Servicio de YYYY del Hospital BBBB, tres y tampoco, …. La actividad ha caído, en parte porque hay inmigración que ha regresado a sus países, en parte porque la gente va menos al médico, pero está habiendo un aumento de trabajo real para quienes van quedando’.

Veamos. La actividad económica no repunta ni tiene visos de repuntar en tiempo, pero cuando lo haga existirá un diferencial con respecto al ‘España va bien’ que nunca se recuperará, luego los ingresos públicos jamás volverán a ser los que fueron. Además, como la deuda pública está aumentando, cada vez la partida de intereses va a consumir más fondos de esos ingresos públicos, por lo que lo que reste para el resto será menor: menos entre más a repartir.

Sanidad es una partida que consume mucho, luego aunque los porcentajes que se vayan detrayendo no sean elevados, el monto a detraer será alto, lo que hará que los servicios que se puedan prestar sean menos … o tengan que ser de una peor calidad (y aquí no entro en el tema de las ‘listas de espera’: me comentó el médico con el que conversaba que en su servicio, para según qué patologías, se estaban dando fechas de Diciembre).

Se puede escribir con letra gótica o inglesa, pero el resultado de todo esto será una Sanidad peor, ¿peor en relación a qué?, peor en relación a aquella Sanidad que tuvimos, durante muy pocos años, cuando fue bien España. Y ojo, lo cortés no ha de quitar lo valiente: que entonces hubiesen tenido que organizarse las cosas mejor para haber racionalizado los destinos de los presupuestos sanitarios, para, entre otras cosas, evitar abusos, seguro. Pero lo que es un hecho es que vamos a tener una Sanidad peor, tanto cualitativa como cuantitativamente.

Y no, no acepto eso que ya se está empezando a decir por ahí de que ‘Tendremos la Sanidad que nos podamos pagar’; no me refiero a eso porque la calidad de la atención Sanidad es un bien incontable, y la calidad es la que es independientemente lo que por ella se pague. Y no, tampoco quiero entrar en eso de que ‘Pues dejemos de gastar en ——- y gastemos en Sanidad’, no quiero porque ya nadie quiere jugar al dilema de Samuelson de ‘cañones o mantequilla’.

España, los españoles y los residentes que aquí estaban, ha, han, tenido acceso, durante unos años, a una calidad Sanitaria universal que, aunque mejorable como todo en esta vida, fue muy buena aunque empezó, hace décadas, siendo muy pobre y nada universal. Eso va a dejar de ser así y nunca volverá a ser como fue. Punto.

Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull. Lacartadelabolsa