Habrán oído lo que es una bula: un documento sobre asuntos religiosos que siempre supone un mandato. La más extendida entre la ciudadanía era un papel que se adquiría en la parroquia y que dispensaba del precepto de no comer productos cárnicos los viernes de Cuaresma.

Expandiendo la extensión del término hoy podríamos decir que USA tiene una bula de la que la UE carece, lo malo es que se nos está diciendo que USA lo está haciendo bien y Europa mal cuando lo cierto es que, sin esa bula, USA ni remotamente podría hacer lo que hace; básicamente porque eso que hace ya no se puede hacer.

En su alegato final en Tokio el FMI dijo que existía un serio peligro de derrumbe en la economía mundial si el planeta continuaba desacelerándose; de ahí el cambio de postura del que hablábamos ayer. Pero es que ese cambio de postura para incentivar el crecimiento simplemente es inviable: ya no hay con qué; por ello se ha desatado esta crisis sistémica en la que estamos inmersos y por ello el mismo FMI por boca de su economista jefe ha dicho que quedan diez años para salir de donde nos hallamos (aunque en la capital japonesa no se haya mentado esta cifra), y yo añado, sin posibilidad alguna de volver a dónde estábamos. Eso el FMI lo sabe, al igual que lo saben todos esos organismos cuyas siglas Uds. tienen en la cabeza.

El error (que no lo es: se trata de una referencia, de un paraíso perdido) consiste en tomar como año cero el 2005 o el 2006 y fijar en esos años el punto de mira: el objetivo es volver a como estábamos en el 2005 o en el 2006, y para ello hay que arbitrar las medidas que permitan alcanzar aquel nivel de PIB y de ocupación, cuando eso es imposible: nunca se llegará a aquellos volúmenes porque se partía de bases falsas y porque se utilizaron herramientas que ya no son operativas; y se sabe.

El problema es que no se crece lo suficiente para pagar lo que se debe y para alimentar los mecanismos que permiten el bienestar y que van construyendo ese bienestar. No se crece porque no se puede crecer al estar agotada la forma como se creció lo que era necesario crecer a fin de que el mundo fuese bien; en otras palabras: es absolutamente imposible que el planeta siga endeudándose y es absolutamente imposible continuar malgastando recursos como si la disponibilidad de los mismos fuese a ser ilimitada durante toda la eternidad. En esto y no en otra cosa reside la crisis sistémica en la que nos hallamos metidos.

La moraleja de esto es fácil de entender. Con el volumen de población que el planeta tiene el planeta no puede volver a ir como fue porque ya no podía seguir llevando el camino que llevaba. No puede ir como fue porque para ello tendría que hacer cosas que hoy ya no son posibles debido a que la capacidad de endeudamiento está agotada y a que la oferta de recursos es limitada. Es un pez que se muerde la cola, ya.

Decir que USA lo está haciendo bien y Europa mal es falso, y como argumento, seguir diciéndolo, puede servir para aguantar unos meses. USA hace lo que hace porque el resto del mundo se lo tolera porque con su volumen tiene una capacidad de absorción que nadie tiene en relación a las posibilidades con que se cuenta y con las que se va a contar; el colmo lo tenemos planteado hoy: o en USA ‘el Congreso autoriza al Gobierno a aumentar su techo de deuda o la catástrofe’. ¡Por favor!, el Congreso autorizará lo que tenga que autorizar siempre y cuando exista la certeza de que el resto del mundo va a comprar la nueva deuda USA; y ahí radica el absurdo que ya no se sostiene: para que no ocurra una catástrofe en USA, y de rebote en el resto del mundo, el resto del mundo debe permitir, y comprar, más deuda.

Por el lado micro y con el modelo anterior sería interesante, por ejemplo, que de la noche a la mañana China tuviese una tasa de automóviles por 1.000 habitantes semejante a la que hoy tiene USA, pero si la tuviese China sola consumiría todo el petróleo que se extrae en el planeta, algo que es un sin sentido. Y por ello no lo tiene el modelo que se estaba utiliando.

Salir se va a salir aunque sólo sea porque siempre se ha salido. Pero es imposible que salgamos utilizando el mismo vehículo y circulando por el mismo camino que se utilizaba y por el que se circulaba ayer. Recuerden que no se salió de la Depresión explotando más a la clase obrera y manteniendo abultados ejércitos industriales de reserva.

Ahora hay que salir de otra manera, y no todos a la misma velocidad; y el lugar de llegada tampoco será idéntico para todos. Ni puede ser ni es posible. Ahora, entiendo, lo que viene es la administración de la quimioterapia necesaria para curar el cáncer que aqueja al planeta: la hipermultiplicación de células cancerígenas producida en estos pasados años en forma de deuda, creación de estructuras ya inútiles, y malgasto de recursos. Una quimioterapia que se va aplicar a sangre y fuego y que no va a conducir a aquel paraíso de falsa abundancia sino a un entorno de escasez.

No se está vendiendo eso, ya; se continúan con las promesas; pero un día se dice digo y al siguiente Diego; y luego se vuelve a cambiar.

Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull. La carta de la bolsa