Pienso que una de las enormes ventajas de Twitter es el hecho de que se pueden decir bastantes cosas poco espacio, aunque en realidad el espacio puede estirarse un poco a base de enlazar textos; quienes de Uds. me lean en Twitter sabrán que, en ocasiones hago eso. Hace unos días escribí dos esos textos enlazados que reproduzco aquí porque creo que tienen recorrido.

Por un lado estaba este (18 Octubre):

  • -Se dice: España tiene que realizar una ‘devaluación interna’ (reducir salarios y cotizaciones sociales para ganar competitividad;
  • es decir, ‘reducir costes para bajar precios de venta y exportar ya que el consumo interno se hundirá’;
  • lo que hundirá la recaudación fiscal y supondrá mayores recortes de gasto público.
  • Pero ganancias de competitividad se consiguen mejorando la productividad para lo que hay que aumentar la inversión.
  • lo que en España sale muy poco a cuenta porque se fabrican bienes y servicios de bajo valor.
  • El resultado final es la desaparición de una parte de la actividad y un mayor empobrecimiento de la población.

 

Por otro este otro (19 Octubre):

  • España. Se dice que en Agosto la morosidad de los créditos concedidos por la banca ha superado el anterior récord de Febrero de 1994.
  • También se dice, pero en voz baja, que la actual morosidad del 10,51% lo es sobre un volumen de créditos de 1,7 B.
  • Lo que no se dice es que en 1994 la morosidad del 9,15% lo era sobre un volumen de créditos de 260 mM,
  • ni que, en relación al PIB de España, en 1994 la morosidad equivalía al 4,7% y hoy equivale al 17,8%.
  • Es decir, el impacto de la morosidad sobre la economía es hoy mucho más violento que en 1994.

 

Junten todo esto, ¿qué nos sale?, pues que España se halla en una situación que se halla en proceso de cambio con un perfil económico y social poco propicio para abordar ese cambio y con una capacidad de pago de lo que debe insuficiente.

Evidentemente, no es el escenario más conveniente.

Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.  La carta de la bolsa