La desigualdad económica, y como consecuencia la social, está aumentando en todo el planeta.

Empezó en los 80 y se ha acelerado desde el 2007. En los años de ‘El mundo va bien’ no disminuyó:

graciosamente se concedió acceso al crédito a todos para que consumieses de todo, lo que camufló la realidad.

La desigualdad está aumentando, y más aumentará, porque ya no es útil reducirla, ni necesario hacer ver que desciende.

Ya no se pretende maximizar el consumo de todo por parte de todos, ni que haya ciudadanías satisfechas que voten.

Se buscan personas que aguanten lo que vengan y que acepten lo que se decida, por lo que la desigualdad …

… no es más que una consecuencia obvia de la deconstrucción en la que estamos inmersos.

Es decir, la búsqueda de la igualdad ha sido un accidente en la Historia: ¿cuándo antes de los 50 hubo igualdad en el planeta?

(Publicado el 01.12.2012)

 

Lo que dicen muchos políticos, asienten con su silencio el resto, y argumentan numerosos expertos:

es preciso sanear la economía: reducir gastos, subir impuestos, disminuir el déficit, reformar el mercado de trabajo, …

a fin de alcanzar una situación propicia para que arranque un nuevo proceso de crecimiento;

por lo que los sacrificios y sinsabores de hoy son la base para el Nirvana de mañana.

El problema de ese razonamiento radica en que replica los principios que rigieron el proceso de crecimiento anterior,

cuando lo cierto es que replicar ese proceso no es hoy posible:

los recursos no son ilimitados y cada vez es precisa menos población para generar una unidad de PIB.

Es decir, se llevan a la práctica un conjunto de actuaciones basadas en supuestos imposibles,

a fin de lograr metas inalcanzables pero que prometen un futuro a ciudadanías que han perdido su presente.

(Publicado el 02.12.2012)

 

Sugerencia:

Pienso que no hay que protestar por los recortes de gastos: vienen impuestos desde fuera,

por quienes tienen el último poder, ya que el crecimiento es imposible, a fin de garantizar que se pague lo que se debe;

y a costa de lo que sea;

por lo que la dureza en la represión de las protestas llegará hasta donde haga falta que llegue.

Sería, pienso, más realista, y eficiente, protestar por la mala administración de unos recursos que son escasos,

y por la improductiva organización de unos procesos malamente diseñados.

¿Cómo reprimir, entonces, a quienes sólo piden gastar bien lo que ya se está gastando y gastar mejor lo que ya se gasta bien?.

(Claro que al final, puestos a reprimir, también podría reprimirse por eso).

(Publicado el 03.12.2012)

Recortes. Sacar de donde sea. Creciente desigualdad. Recursos limitados. ¿No es lógico exigir la mejor administración posible de lo escaso?.

Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.  La carta de la bolsa