Supongo que muchos de los que están leyendo este artículo invierten en bolsa. También creo que muchos otros ya no lo hacen, tras haber sufrido más de diez años de mercado bajista. Es normal.

Durante los últimos años la participación de los inversores particulares en el mercado no ha hecho más que bajar. Muchos de los valores que atraían la atención del gran público, compañías de pequeña y mediana capitalización principalmente, han caído más del 90%. La burbuja del sector inmobiliario español no solo infló los precios de los pisos, también provocó subidas en vertical de las acciones de las empresas cotizadas. Y su estallido posterior, la ruina de muchas familias.

Muchos particulares, pequeños profesionales que durante la fase alcista veían como en una mañana ganaban más dinero invirtiendo en bolsa que en ocho horas trabajando en el taxi, o vendiendo fruta en su tienda, decidieron vender su negocio o su licencia, y dedicarse plenamente a la inversión. Muchas de esas personas perdieron casi todo lo que tenían. Yo conocía a algunos de ellos.

Ustedes se preguntarán que a qué viene todo esto. Parece un tema ya trillado y fuera de la actualidad. La respuesta es que no del todo. Después de más de 10 años de mercado bajista como decíamos, nos encontramos, o al menos eso creo yo, a las puertas de una nueva fase alcista de ciclo. Quizás sea en 2013 o quizás en 2014. Quizás bajemos un poco más, o quizás nos mantengamos laterales durante algún tiempo más. Pero de lo que estoy convencido, es que se nos presenta una oportunidad generacional de compra. Al igual que sucedió tras la Gran Depresión, o tras el crash del 87.

Sé que muchos de los que nos leen se prometieron a sí mismos, y quizás a alguien más, no volver a invertir en bolsa. Bueno, no seré yo quien les diga que incumplan sus promesas, pero creo que muchos de ellos, aunque no sean conscientes de ello, aprendieron una lección muy valiosa de los mercados en el pasado, y ahora simplemente, no serían los mismos gestores que lo fueron. Quiero exponerles un caso para que vean a que me refiero.

Bruce Berkowitz fue el gestor estrella en los primeros años de este siglo. De hecho fue nombrado en 2009 mejor gestor de la década. Su prestigio en Wall Street era enorme. Sus ingresos también. Recuerdo que en muchas escuelas de negocio de todo el mundo se hacían estudios especializados en el tipo de gestión de Berkowitz. La rentabilidad anual del fondo que gestionaba, Fairholme Fund, fue del 13,2% en la primera década del siglo. Esta es una rentabilidad asombrosa si tenemos en cuenta que el S&P 500 en esa época tuvo un promedio del -1% anual. La revista Fortune le hizo un especial y le ungió con el título “the Megamind of Miami”. Eran los días de vino y rosas.

Pero luego vino 2011. En ese año, el fondo de Berkowitz cayó un 32% en medio de enormes pérdidas de empresas como AIG, Sears y Bank of America. Los clientes retiraron 7.000 millones de dólares del fondo, y los críticos de Berkowitz no tardaron en proclamar, en los mismos periódicos y semanarios que antes le alababan, que estaba completamente acabado.

Acabado con 54 años y habiendo probado las mieles del triunfo, de la fama, del glamour financiero, que no tiene nada que envidiar a ningún otro. Pero en lugar de retirarse, lo cual podría haber hecho porque su fortuna seguía siendo enorme, Berkowitz se dobló en las caídas en sus valores favoritos  (“lo que no se debe hacer según todo manual de bolsa), y acertó. Este año su fondo tiene una rentabilidad del 37%, y se ha situado entre los mejores de EE.UU.

Berkowitz contó recientemente en una entrevista que era injusto pensar que el fondo que él gestiona no podía tener un año malo como en 2011., pero que eso no le desanimó pues sabía en qué se había equivocado y porqué: “Aprenda de sus errores, no se deje vencer por ellos”.

He gestionado patrimonio durante más de 20 años. Fui “el chico de oro” un año y al que todos miraban mal y querían cortarle la cabeza el siguiente. Eso es la bolsa. Estoy seguro que muchos de ustedes de presentarse situaciones similares a las del pasado sabrían como reaccionar y como aprovecharlas. Bien, les animo a que lo hagan. Como les decía, creo que se nos presenta una oportunidad de inversión generacional. Habrá que buscar el momento adecuado para coger el mejor precio, pero mi previsión es que estamos cerca de iniciar una tendencia alcista de ciclo multianual.

La última vez que pasó esto fue tras el crash de 1987. El Dow Jones cotizaba entonces en 1.740 puntos. Carlos Montero – La carta de la bolsa