– Los tenedores de acciones, que descuenten lo peor, algo a lo que se inyecta capital, en principio es que vale bien poco o nada. Sólo un matiz, esta afirmación es válida para aquellos que salgan en la foto, con sonrisa incluida, los próximos días. Para entendernos, que necesiten recapitalizarse, para el resto, no estar en la lista puede implicar subidón.

– Para los que tienen acciones preferentes, la lógica de la mentalidad prestamista, apuntada anteriormente, implica reducir todo gasto no necesario para generar beneficios, y los intereses de estos títulos parece razonable pensar que no están entre los mismos. Dos problemas más. No tienen liquidez ni vencimiento. No más comentarios.

– Los bonos subordinados. Los efectos pueden limitarse a la suspensión de los derechos, cupones. Esto implica caída en sus precios y posibilidad de rentabilidades en mercado secundario de dos dígitos. En estos casos, hay luz al final del túnel, porque a vencimiento, si la entidad no desaparece antes, el inversor recuperará lo invertido.

– Los bonos senior. En principio, serían los más beneficiados con el default, reestructuración, recapitalización o cuantas palabras queramos utilizar para expresar lo mismo, pero no les exime de quitas parciales y/o ampliación vencimientos con cupones más reducidos. Precedentes muy cercanos en el tiempo existen.