-Parece increíble que en el siglo XXI se pueda escribir un título como este que parece sacado de un texto de mediados del XIX, pero así es; ello tiene que ver con un mail que recibí hace unos días.

“Vivo en (nombre de una región española) y conozco muchas empresas de esta zona, fabricantes de componentes de automóviles, componentes de aviones, electrodomésticos, etc. que se deslocalizan y siguen en la actualidad ampliando la carga de trabajo en países como México, India, etc. porque los costes salariales siguen siendo más baratos que en España.

No defiendo la precarización del trabajo, pero cuando los españoles llenan los comedores de Caritas y pasan hambre o directamente emigran a países como el citado México para trabajar en esas condiciones de trabajo que aquí rechazamos, algo no cuadra. ¿Es falso orgullo? ¿Es mejor pasar hambre o emigrar que admitir que en zonas de España con desempleo del 40% se puedan asentar multinacionales que den trabajo en condiciones laborales de seguridad pero con sueldos de 500 Euros, por poner un ejemplo?. ¿Llegaremos a esto o tendremos que optar por la emigración y el hambre?.

¿No debería ser el sur de España el Mexico de Europa?

Soy hija de emigrantes y hago estos comentarios con el mayor de los respetos hacia las personas y zonas más castigadas por el paro”.

 

Mi respuesta fue:

“El problema es que en España con 500 euros no se puede vivir y en México sí, al margen de que en México la población está dispuesta a soportar condiciones y situaciones que aquí ni siquiera lo permite la legislación.

Lo que Ud. apunta lo institucionalizó la legislación alemana con los minijobs y lo oficializó recientemente el Premier británico cuando apuntó que cualquier empleo es mejor que ningún empleo, lo que sucede es que esa es una senda que se sabe dónde empieza y no se sabe dónde acaba: siempre encontrará alguien en alguna parte que por algún motivo esté dispuesto a aceptar unas condiciones más degradadas, y más cuanto más se abarate la tecnología y más fácil sea esa tecnología de utilizar.

España puede ser hoy el México de Europa, pero sólo hasta que los desempleados del Norte acepten la degradación de sus condiciones de trabajo es esa subasta a la baja. Ud. misma lo ejemplifica: se están deslocalizando producciones desde (la región referida) a países de mano de obra más barata, producciones, supongo de un cierto valor añadido, producciones que hace algunos años era imposible que se deslocalizasen.

El problema no es de precio del trabajo, sino de defecto de demanda de trabajo en relación a la oferta existente, y esa situación va a peor porque la tendencia apunta a que la oferta de trabajo vaya al alza. En el siglo XIX se dio en Europa una situación en parte parecida, la salida fue la emigración a América. La diferencia es que entonces en América todo estaba por desarrollar y hoy no sucede tal cosa.

Es interesante lo que apunta en el sentido de que se está produciendo emigración a México de españoles para trabajar en puestos de trabajo que ocuparían mexicanos (evidentemente con condiciones laborales mexicanas). Es, en otro orden de cosas, lo que sucede con los españoles que emigran al Reino Unido para trabajar como camareros. Se deduce que tanto en un país como en otro pueden vivir con los ingresos que obtienen pero no aquí con los que obtendrían, o no al menos a medio plazo.

Insisto: el problema es de falta de demanda de trabajo, y eso no se arregla ni con leyes ni con rebajas en las condiciones de trabajo”.

 

Mi lectora volvió a escribirme:

“Que alternativa tiene un parado de baja cualificación en España si no es la emigración para malvivir fuera o la precarización del trabajo para sobrevivir en casa? ¿No se está dando ya esa precarización de salarios en el mercado negro, sin garantías ni derechos?.

Los emigrantes españoles que trabajan como camareros en Inglaterra, viven amontonados y se alimentan precariamente, por lo que se ve en las noticias de vez en cuando, eso sí, lo cuentan con gran sentido del humor. Es la misma forma de vida que tienen en España mucho sinmigrantes. Comparten pisos entre muchos y trabajan muchas horas, por ejemplo como empleadas de hogar sin derechos ni seguridad social.

Es decir, como el mercado de trabajo precario no se legaliza, parece que no existe. Pero ahí está y cada vez son más los que trabajan al margen de ley. No tienen ninguna opción, con su cualificación, de obtener un trabajo bajo el manto de la ley. Yo hablo de legalizar lo que ya existe, para dotarlo de derechos. No veo otra alternativa”

 

Y yo a responderle:

“Si lo que Ud. sugiere es que la economía sumergida (‘informal’ la denominan en México) continuará existiendo, así será hasta que se plantee la voluntad de acabar con ella para lo que hará falta abordar cambios monetarios: eliminación del dinero metálico, por ejemplo.

Cierto: en numerosas ocasiones con la emigración se produce un desplazamiento de la precariedad, pero EL problema no se resuelve: defecto de demanda de trabajo a nivel global”.

 

Mi lectora planteaba uno de esos temas taboo, inabordables por feos: ¿cómo se aborda el problema de un desempleo que tiende a convertirse en estructural, al margen del desempleo estructural que ya existe?.

Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull. Lacartadelabolsa

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